Creemos en que nuestros jóvenes pueden impactar positivamente, no solo sus instituciones educativas, sino su comunidad. Por eso trabajamos a partir de la "formación de formadores" , en donde cada mentor tiene a su cargo jóvenes de noveno, décimo y once para que a su vez ellos formen a los niños de primero, segundo y tercer grado en una relación padrino-ahijado . Este proceso ocurre dentro del entorno de la institución educativa.

• Los niños y las niñas mejoran su desempeño académico, disminuyendo el nivel de ausentismo escolar.
• Se mejora el ambiente de aprendizaje, reduciendo los índices de bullying.
• En los jóvenes se observa una visión más optimista sobre su vida; su papel como tutores les lleva a descubrir que las circunstancias adversas en las que han crecido se pueden transformar y que este cambio depende de cada uno, permitiendo generar un impacto positivo en su entorno.